Antonio Falcón Velasco

El año mil ochocientos
sesenta y siete, nació
en Hellín, de una familia
de muy noble condición,
ANTONIO FALCÓN VELASCO,
un hombre de mucha vista,
político destacado
y excelente periodista.

En ambos aspectos tuvo
una actuación muy lucida
en Hellín y en Albacete,
a lo largo de su vida,
que no fue, muy prolongada
falleció cuando tenía
cincuenta y cinco, de edad,
en Hellín, donde vivía.

En el año veintidós
de este Siglo, don ANTONIO
entregó su alma a Dios.

Adornaban a este hombre,
a más de su ilustre cuna,
el haber sido heredero
de una copiosa fortuna,
a más era poseedor
de un talento colosal,
por lo que, en varios aspectos
 conseguiría destacar.

Aunque lo que producía
su saneado patrimonio,
era más que suficiente,
para que, el tal Don ANTONIO,
sin dedicarse a otra cosa,
disfrutara de riquezas,
viviendo con el boato
que exigía su nobleza,
su inquietud y su talento,
y sus aficiones varias,
no le dejaron llevar
una vida sedentaria,
antes bien, con eficacia,
entusiasmo y dinamismo
desarrolló sus dos “jobis”:
política y periodismo.

Con tales antecedentes,
no es necesario que explique
que, nuestro hombre, llegó a ser
un DESTACADO CACIQUE.

Tenía el tal Don ANTONIO
una hermana deliciosa,
se llamaba BASILISA
y era arrogante y hermosa,
simpática y retrechera,
fue sin duda el prototipo
de la mujer hellinera.

Tan exuberante dama,
contraería nupcias luego,
con el destacao político
DON TEXIFONTE GALLEGO,
 influyente en las alturas,
llegó a ser SUBSECRETARIO
del ramo de Agricultura.

Unidos los dos cuñados
montarían en un brete,
el PARTIDO LIBERAL,
en la Región de ALBACETE,
siguiendo las directrices
que tal idea deja
el destacao político
DON JOSÉ DE CANALEJAS.

A los veintisiete años
fue nombrado ALCALDE DE HELLÍN
y tuvo, en esta actuación
un resultado feliz.

De las mejoras que hizo,
tienen lugar destacado,
el haber dotado al pueblo
de UNA PLAZA DE MERCADO.
No existía en el lugar
un sitio conjunto y apto
donde poder comprar
todas las cosas de abastos.
Habían revendedoras
que establecían sus puestos,
en el portal de su casa
o en algún lugar abierto,
lo que hacía que “la compra”
fuera lenta y engorrosa,
porque había que desplazarse
a un sitio, por cada cosa.

Para evitar tal evento,
a propuesta de FALCÓN,
acordó el AYUNTAMIENTO
hacer la PLAZA DE ABASTOS.

A pesar de ser fructífera
su labor en la ALCALDÍA,
no era destino aparente
a un hombre de tal valía
y hubo de cesar en él,
por nueva designación
pasó a ser el PRESIDENTE
de nuestra DIPUTACIÓN
PROVINCIAL, en la cual
hizo cosas importantes,
resultando su actuación
beneficiosa y brillante.
Su destacada actuación
política, fue soporte
para que fuera propuesto
para DIPUTADO A CORTE
y tras reñida elección,
DON ANTONIO logró al fin,
el Acta de Diputado
por el Distrito de HELLÍN.

Mas su inclinación política
no impidió desarrollar
su vocación periodística.

El año mil novecientos
noventa y siete, acomete
la creación de un Diario
que fue EL ECO DE ALBACETE,
para dirigir el cual
trasladó su residencia
a la misma Capital.

Poco duró este periódico,
pues en el año siguiente,
de acuerdo con su cuñado,
estimaron conveniente
sustituirlo pro otro
destinado a propagar
las modernas directrices
que, al Partido Liberal,
diera JOSÉ CANALEJAS.
EL HERALDO gran diario
demócrata-liberal,
era este nuevo periódico
que abría de perdurar
por sus vibrantes campañas
y su interesante trato,
hasta terminar el año
de mil novecientos cuatro.

También durante algún tiempo,
en Hellín publicaría
un periódico diario
que se titulaba EL DÍA,
en el cual, también, se hacía
una campaña total
propagando las ideas
del Partido Liberal.

Las ideas ancestrales
que tenía DON ANTONIO
le impedía desprenderse
de algo de su patrimonio,
ni siquiera transformarlo,
por lo que en medio del pueblo
tenía el HUERTO DE LOS NARANJOS,
finca de gran extensión,
totalmente improductiva
y cuyo gran paredón
impedía que nuestro pueblo
iniciara su expansión.

Tampoco sus herederos
dieron autorización
para que este impedimento
tuviera transformación.

Pero cuando en nuestro pueblo
mandó el FRENTE POPULAR,
el Alcalde que nombraron,
en cuanto empezó a actuar,
sin pensárselo dos veces
adoptó la decisión
de invadir el Huerto aquel,
derribando el Paredón.

Aquello que en un principio
dijeron que era un atropello,
fue lo que proporcionó
a Hellín, un lugar muy bello,
como es esa hermosa calle
que del Rabal va al Jardín
y solares que a esta calle
dieron riquezas sin fin.

J. DE HELLÍN
Marzo, 1993