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LA HERMANDAD DE SAN ANTÓN

Cedente

Agustín Cifuentes
  • LA HERMANDAD DE SAN ANTÓN
  • Alejandro Tomás Ibáñez (ATOMI)
  • En el presente capítulo
    referente a Mis Memorias,
    la Hermandad de San Antón
    será el tema de mi historia.

    Esta hermandad es muy antigua
    porque, si yo no me engaño,
    creo que tié de existencia
    más de ciento cincuenta años;
    pus, se fundó, según rezan
    papeles que hay archivaos,
    en el año treinta y siete,
    pero del siglo pasao.

    ¿Sabéis quienes la fundaron…?
    -Pus, un puñao de hellineros
    tos ellos pertenecientes
    al gremio de alpargateros…

    Según dicen las historias,
    por aquel tiempo tenía
    tanta importancia en Hellín,
    lo de la alpargatería,
    que los hombres hellineros,
    eran por aquel entonces,
    cuasi tos, alpargateros.
    Y, como solía ser
    este negocio propicio,
    los lunes no tarbajaban
    y, a la Cueva San Patricio,
    bien provistos de bombonas,
    se largaban esa tarde,
    ¡y hacían unas merendonas…!
    De las que al final siempre era
    el golver tuica la gente
    un poquico “tolovera”.

    Un día en que celebraban
    fiesta los alpargateros,
    convidaron a unos cuantos
    rastrillaores forasteros,
    del pueblo de Caravaca,
    que acababan de llegar
    pa ayudar a los del pueblo
    al cáñamo, rastrillar;
    porque los que había en Hellín,
    dar abasto no podían
    pa rastrillar tuico el cáñamo
    que, sus campos producían.

    Después de beber a modo
    y llenar bien la “bucólica”
    los forasteros cogieron
    una “turca” melancólica
    y al preguntar por qué estaban
    amodorraos y en silencio,
    respondieron que aquel día,
    era el día de San Fulgencio.
    Y el siguiente, allá en su pueblo,
    los de la alpargatería,
    en honor de San Antón,
    grandes festejos hacían
    y que su pena de entonces
    no obedecía a otra cosa
    que, al no poder presenciar
    esas fiestas tan hermosas.

    Los hellineros, que semos
    gente arrojá y decidía
    y nunca “habemos” dejao
    que nos ganen la partía,
    en aquel mesmo momento,
    tomaron la decisión
    de celebrar también fiestas,
    en honor de San Antón.

    Se vinieron enseguía
    a la Iglesia La Asunción
    y al Señor Cura expusieron,
    esta determinación;
    que fue arpobá por el Párroco,
    y ya, sin pensarlo más,
    sacaron un San Antón,
    que tenían en un desván,
    lo limpiaron y arreglaron,
    le hicieron una función,
    y, al día siguiente salía,
    la primera procesión.

    Y, solo por esta causa
    tan simple y precipitá,
    nació y vive más de un siglo,
    esta eficiente Hermandad.

    Hay un viejo pergamino
    que narra estos pormenores,
    pero no figura allí
    nombre de sus fundadores.
    Pero, lo que si resalta
    como un hecho verdadero
    es, que tos sus fundadores
    serían alpargateros;
    pus, el citao pergamino
    se viene a determinar
    que, pa ocupar algún cargo
    directivo en la Hermandad,
    se debía tener presente
    que “fua” un alpargatero
    o, al menos, sus descendientes.

    Habría mucho que hablar
    de tuicas las cosas guenas
    que siempre hizo esta Hermandad,
    pus, con la modesta cuota
    que cobraba, hasta la guerra,
    pus, pagaban los hermanos,
    semanalmente, una perra,
    a tos pagaba su entierro,
    y, hasta llegaron a dar
    un socorro en efectivo,
    en caso de enfermedad.

    FIN

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